De la extinción a la repoblación de una especie endémica chilena
14 de Octubre, 2018
Mega incendios hicieron germinar semillas que estaban “dormidas” hace casi un siglo
FUENTE: EL MERCURIO
Entre todas las pérdidas que provocaron los mega incendios ocurridos entre 2016 y 2017 en la zona centro sur de Chile, floreció una ganancia: la Adesmia bijuga . De esta planta nativa endémica de la Región del Maule se conocían solo dos poblaciones.
El fuego generó las condiciones para que unas semillas «dormidas» por largo tiempo bajo los suelos de un predio de la CMPC comenzaran a brotar.
«Es probable que haya existido Adesmia bijuga ahí desde la antigüedad, aunque algo ocurrió, tal vez la cortaron, pero quedaron sus semillas», explica Percy Gómez, ecólogo forestal e investigador asociado del Jardín Botánico de la Universidad de Talca.
«Existen muchas especies vegetales que están adaptadas al fuego y otros fenómenos extremos, y que presentan una mayor regeneración cuando se presentan estos eventos», corrobora Jean Pierre Lasserre, gerente de tecnología y planificación en CMPC. «Da la impresión de que las semillas perciben de alguna forma lo que pasó y después son capaces de germinar con mayor fuerza», agrega.
Las semillas estaban en medio de plantaciones de pino radiata por las que el fuego pasó, pero no alcanzó gran intensidad, lo que permitió que no se destruyera totalmente la materia orgánica. «Antes de las plantaciones, estos suelos fueron por mucho tiempo usados por la agricultura. Lo más seguro es que por más de cien años esas semillas estuvieron esperando las condiciones adecuadas para brotar», indica Lasserre.
Su germinación fue totalmente sorpresiva. «Estábamos realizando trabajos para determinar qué había ocurrido con la vegetación en el incendio cuando nos encontramos con la primera plantita en el sector», indica.
Tras la sorpresa de encontrarla, confirmaron que se trataba de Adesmia bijuga y determinaron la existencia de casi 500 plantas que habían brotado. Ahora saben que se trata de la tercera población conocida en el país y la segunda más grande.
Aunque la especie había sido descrita por primera vez por Rodulfo Philippi en 1884, nunca más había vuelto a verse hasta que el mismo Gómez la identificó en un predio de CMPC en Constitución. Fue más o menos en la misma área donde la encontró el naturalista del siglo XIX. Desde entonces, solo habían hallado otra pequeña población en Curepto, aunque han recorrido la zona de mar a cordillera, por lo que lo de Empedrado es un hito importante.
«Es muy bueno que una especie tenga varias poblaciones, porque cuando hay una sola y muy pequeña es difícil asegurar que se vaya a mantener en el tiempo», dice Lasserre, quien explica que con pocos individuos no se produce una diversidad genética importante y ante cualquier evento pueden desaparecer.
La CMPC ya mantiene un monitoreo sobre la población de Constitución cada tres meses, al que sumará ahora el de Empedrado para ver si sobreviven y si aparecen más individuos en el sector. Desde ya, Lasserre adelanta que las protegerán de la entrada de animales como caballos y vacas, que podrían comérselas.