
Trafkintu en Primeros Pueblos: Saberes, sabores y comunidad para celebrar el Wetripantü
27 de Junio, 2025
La actividad reunió a comunidades mapuche y visitantes en torno al trueque y conocimientos tradicionales, fortaleciendo vínculos territoriales. Fue también una muestra de cooperación cultural y reconocimiento mutuo en un espacio urbano.
En el corazón de Temuco, la tienda Primeros Pueblos de CMPC fue el escenario de un emotivo y colorido Trafkintu, en el contexto del Wetripantü, el nuevo año mapuche. En esta ceremonia ancestral, organizada por comunidades mapuche con el apoyo de CMPC, se vivió una jornada de encuentro intercultural donde se compartieron productos locales, conocimientos ancestrales (kimün) y la esencia profunda del territorio.
Bajo la energía espiritual del solsticio de invierno —momento que marca la renovación del vínculo con el sol y la naturaleza—, mujeres, hombres y familias provenientes de distintos lof intercambiaron semillas, hierbas medicinales, artesanías y alimentos preparados con recetas tradicionales. Todo en un ambiente de respeto, conversación y celebración de la identidad mapuche.
Nancy Epulef es una artesana mapuche del sector Malalche Rincón, en Cholchol. Sus manos tejen tradición a través de las mantas trarikan, utilizadas por los cacique, y que son comercializadas en la tienda Primeros Pueblos. Con emoción, compartió lo que significó para ella participar en este Trafkintu: “Trabajo con diferentes tipos de lana, cada pieza lleva historia y propósito. Me siento muy feliz y orgullosa de tener mis creaciones hoy en la Tienda Primeros Pueblos, justo mientras celebramos el Wiñol Tripantu. Este nuevo ciclo es especial: brotan nuestras siembras, florece lo nativo, y solo le pido a Dios que sea un año bueno para todos”.
Primeros Pueblos reúne 76 emprendimientos, que representan a más de 250 emprendedores, de los cuales el 70% pertenece al pueblo mapuche. Esta diversidad de oficios y culturas se expresa en cada producto, todos hechos a mano, en armonía con el medioambiente, y con una historia detrás.
El evento también ofreció una degustación gastronómica donde sabores como el catuto, el muday y las sopaipillas de trigo convivieron con historias de vida y aprendizajes transmitidos por generaciones. Un momento especial fue el espacio de conversación abierto, donde representantes de distintas comunidades compartieron su kimün y reflexionaron sobre el valor de la colaboración entre pueblos.
Lucía Maldonado, de Alfareras de Piutril en Collipulli, junto a su agrupación transitó por distintos oficios, como la floricultura, antes de reencontrarse con la alfarería. Hoy son reconocidas en la región por rescatar piezas utilitarias de la cultura mapuche. Sus creaciones, que hoy también se comercializan en la Tienda Primeros Pueblos, son parte de un legado que ahora continúa en manos de su sobrina: “Nos llena de orgullo revitalizar un oficio ancestral que estuvo a punto de desaparecer en nuestra comuna. Hoy nuestras hijas continúan esta tradición, asegurando que la alfarería siga viva por generaciones”.
CMPC acompañó esta actividad como parte de su compromiso con la visibilización y fortalecimiento de las culturas originarias del sur de Chile. Al abrir las puertas de su tienda en Temuco para este Trafkintu, reafirmó su rol como facilitador de espacios que honran las tradiciones y promueven el diálogo intercultural.
Juan Carlos Navia, jefe de área Cultura de CMPC, indicó que esta actividad se enmarca en el Wiñol Tripantu, el momento en que el sol retorna y marca un nuevo ciclo para el pueblo mapuche: “El Trafkintu es una tradición ancestral que no solo implica el intercambio de productos, sino también de saberes y vínculos comunitarios. Como CMPC, nos enorgullece apoyar esta jornada cultural tan significativa, protagonizada por mujeres que preservan oficios como la alfarería, la cestería y la medicina ancestral. Muchas de ellas son además nuestras vecinas, lo que hace aún más valioso este encuentro”.
La jornada, que reunió a decenas de personas entre visitantes, emprendedores y representantes mapuche, fue también una oportunidad para reforzar el sentido comunitario y recordar que el desarrollo sostenible no solo considera el crecimiento económico, sino también la cultura, la espiritualidad y los saberes que brotan de la tierra.
El Trafkintu no solo se vivió como un mercado de intercambio, sino como una ceremonia viva que, en palabras de sus participantes, alimenta el alma y enraíza el futuro.