Ingeniera, pasó por el ejército y vigiló a cazadores furtivos en África: La historia de la piloto francesa que combate incendios en Chile

Mylenne Marionvelle es ingeniera agrónoma de profesión, pero el destino la llevó a ser, desde hace dos años, la única piloto del equipo CMPC que combate los siniestros rurales. Desde la base María Dolores, en Los Ángeles, cuenta su ruta de vida. 

“Ser piloto fue un sueño que tuve desde pequeña”, cuenta Mylenne Marionvelle, una valiente piloto francesa de 32 años, que ha demostrado su compromiso y habilidades en el combate a los incendios forestales en Chile, colaborando junto a CMPC como piloto de Avión Cisterna.

Nacida en Lille, al norte de Francia, en la frontera con Bélgica, Mylenne es una mujer políglota que habla español, portugués y francés. Con una formación académica en ingeniería agronómica, su pasión por la aviación la llevó a dedicar dos años al Ejército para convertirse en piloto de helicóptero. Posteriormente, amplió sus habilidades aprendiendo a comandar aviones, lo que la llevó a participar en misiones humanitarias en África, transportando alimentos y medicinas a comunidades remotas.

“El camino para ser piloto no es fácil, pero poco a poco, estudiando, logré pasar la licencia. Luego, ya pude hacer muchas cosas, como ser remolque de planeador, luego me fui a vigilar un parque en África Central con cazadores furtivos, acción sanitaria y otras misiones, hasta que finalmente pude ingresar al área de los incendios forestales”, señaló Mylenne. 

Su experiencia y destreza la llevaron a especializarse como piloto de aviones de combate de incendios, un rol crucial en la protección de bosques y la prevención de desastres naturales. 

“Esta es mi segunda temporada con CMPC y la paso muy bien. Me encanta este equipo de trabajo, en el que cada uno es muy importante en la cadena para lograr apagar el fuego, antes que sea mucho más grande. Siento mucho orgullo de trabajar aquí con CMPC en María Dolores”, destacó la piloto.  

La dedicación y profesionalismo de Mylenne Marionvelle son un ejemplo de la importancia del trabajo en equipo y la colaboración internacional en situaciones de emergencia. Un afán que fue incubando desde niña: “Me gusta mucho el medioambiente y dar comida a todo el mundo, por lo mismo estudié ingeniería en agronomía. Pero desde pequeña quise ser piloto, y durante mucho tiempo tuve la voz en la cabeza que decía ‘si quieres ser piloto, haz algo para lograrlo, ya que no despertarás de la noche a la mañana lográndolo’. Por eso, a los 23 años decidí cambiar de vida y seguir lo que realmente me apasionaba: volar”, culminó la flamante piloto que sorprende a todos con su talento y vocación en la Provincia de Biobío.

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